Este blog ha cesado su actividad, te invitamos a disfrutar de lo que hemos hecho en estos ocho años.

miércoles, 9 de marzo de 2016

CUENTOS DE LA SABIDURÍA SUFÍ



Mañana los alumnos de 1º de PRC toman el relevo de las lecturas de los jueves. Han preparado con ayuda de su tutora Natalia una selección de cuentos de la tradición sufí.
Os esperamos a todos, como de costumbre, en la biblioteca del centro durante el primer recreo ¡No os lo perdáis!

lunes, 7 de marzo de 2016

Natalia nos recomienda El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano



Hay autores que creen que la literatura es un mero entretenimiento, una ocupación propia de aquellos a quienes les gusta escribir frases bonitas para matar el tiempo. Pero el escritor uruguayo Eduardo Galeano nunca fue de esos. Él siempre creyó que los libros tienen que dar voz a los hombres y mujeres del pueblo; esos hombres y mujeres que nunca son protagonistas y que, en los libros de historia y en las noticias desempeñan, invariablemente, el papel de víctimas; esos hombres y mujeres a los que nunca les alcanza con su varita mágica ni la libertad, ni la igualdad, ni la justicia; esos hombres y mujeres que guardan dentro de sí un saber milenario, extraído de la experiencia y el dolor humanos, según el cual es posible vivir sin riquezas, pero no sin esperanza ni sentido de la belleza. Es probable que, por todo esto, Eduardo Galeano nunca sea considerado un autor clásico, ni sus libros se conviertan en éxitos de ventas…  Pero, a decir verdad, estoy segura de que esto a él le importaba un carajo. En cambio, tengo la certeza de que sus libros no han necesitado ni necesitan de campañas publicitarias para ser leídos. De hecho, El libro de los abrazos me lo recomendó un día un amigo. Desde entonces, yo se lo he recomendado a otros amigos míos, y éstos, a su vez, a otros… Y es que están los libros que anuncian la televisión y la prensa y los libros que los amigos te recomiendan.

            Como prueba de mi amistad os dejo este relato ilustrado contenido en El libro de los abrazos
Natalia Izquierdo, profesora de Lengua y Literatura

miércoles, 2 de marzo de 2016

Rubén Darío: Un regalo para la humanidad.


Para mañana, jueves 3 de marzo, varios alumnos de 2º D han preparado con ayuda de su tutora, Cruz de la Ossa la lectura de una selección de poemos de Rubén Darío.
Os esperamos a todos, como de costumbre, en la biblioteca del centro durante el primer recreo¡ No os lo perdáis!
 Aquí os dejamos uno de ellos....

 La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa  de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».